jueves, 14 de octubre de 2010

Ser feliz


Dos hombres que habían sufrido un accidente en diferentes lugares, fueron ingresados en el mismo hospital y enviados  a la misma habitación.
En la habitación había dos camas, una estaba al lado de la ventana y la otra al lado de la puerta, esta última fue para Mario, quien tras el accidente perdió la movilidad del propio cuerpo.Mientras que la cama que quedaba fue para Luis.
Durante los días que pasaron en esa habitación Mario le pedía a su compañero de habitación que le contara todo lo que veía por la ventana.
Luis no omitía ningún detalle de lo que él veía. Le contaba que había un parque enorme, con un montón de árboles y niños que no paraban de jugar y reír; que había un heladero, una madre abrazando a su hijo, un guardia, un par de ardillas entre otras muchas cosas.
Así pasaban todo el tiempo hasta que un día Luis murió. Mario pidió, tras varios días, ser transladado a la antigua cama de su compañero, estaba deseando ver todo lo que este le había descrito.
Cuando estuvo en aquella cama, Mario miró por la ventana pero no vió nada, sólo un muro alto y blanco.
Temblorosamente miró a la enfermera y preguntó:
-Perdone, pero...¿dónde está el parque, la gente, las ardilla que Luis me describía siempre?¿Por qué han construido este muro?
La enfermera extrañada y guardando silencio durante ciero instante, finalmente dijo:
-El muro siempre ha estado allí y ese chico, Luis -volvió a callar-bueno pues el muchacho era ciego, así que...
Mario volvió la vista a la ventana y recordó a su amigo, quien había podido ser feliz y compartir su felicidad con él, a pesar de su enfermedad.


Todos nos hemos hecho siempre la típica pregunta acerca de como obtener la felicidad absoluta.
Pues Lucía, fue una mujer que quiso saber , con todas sus fuerzas, cual era la respuesta. Fue así como decidió ir al Palacio del hombre más sabio del mundo.Cuando estuvo delante de él le dijo:
-¿Cómo puedo ser absolutamente feliz?
El hombre pensó durante unos cuantos segundos y finalmente dijo:
-La respuesta es un tanto larga y, aún, tengo cosas que hacer-inclinándose tomo una cuchara donde colocó un poco de aceite y entregándosela a Lucía continuó-quiero que vayas a dar un paseo por mi casa, tengo cosas de incalculable valor y belleza, pero lleva esta cuchara contigo y ten cuidado de no derramar ni una sola gota de su contenido.Esto es muy importante, recuérdalo.
La mujer tomó la cuchara  se marchó.Caminó por los pasillos del Palacio lentamente, con la vista puesta en el objeto que llevaba en la mano, cuidando el aceite que brillaba a la luz.
Cuando había terminado de recorrer los lugares del palacio, regresó al salón principal, donde el hombre la esperaba apaciblemente.
-¿Qué tal te pareció mi casa? ¿Te han gustado los cuadros, las esculturas, los animales o prefieres las plantas?
Lucía simplemente contestó:
-No he podido ver nada, estaba atenta a la cuchara.
-Pues esto está muy mal. Regresa y obsérvalo todo, pero te olvides de la cuchara.
Tras esto Lucía volvió a recorrer los pasillos y patios que antes no había podido contemplar.Cuando regresó  habló con aquel hombre de todas las cosas maravillosas que había visto, pero el hombre tenía una nueva pregunta para ella:
- Y dime Lucía...¿Qué ha pasado con las gotas de aceite de la cuchara? ella miró el fondo brillante en el que no había nada-Aquí tienes tu respuesta. Una persona es absolutamente feliz, cuando disfruta de las cosas bellas de la vida, sin olvidar lo importante, sin olvidar sus metas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario